“Vértigo” (1958) es lejos uno de los filmes más fascinantes e hipnóticos de la historia del séptimo arte, y una las joyas más preciadas del maestro del suspenso Alfred Hitchcock, quien nos dejó un tremendo legado que resiste el paso del tiempo y está más vigente que nunca.
Sus películas son una verdadera cátedra de cómo hacer cine para las nuevas generaciones y mantienen la elegancia y perfección de su autor en que conozco la complejidad de la conducta y la condición humana.
LA TÉCNICA
Recuerdo que el director afirmaba que lo fundamental de su obra era la forma de realizarla, es decir, su estilo y técnica, que consideraba más relevante que el fondo de la misma. Fue su sello personal ofreciendo experiencias visuales irrepetibles como en “Vértigo”.
Esta joya contiene elementos recurrentes en el universo Hitchcockniano, como las obsesiones y el falso culpable, envueltos en una tragedia shakesperiana como nunca había visionado en la obra del inglés; creo que es su película más personal en que descubro otros elementos de su cine.
Arranca el filme y las imágenes me hipnotizan con ese maravilloso diseño de créditos con figuras circulares que entrega pistas de lo que disfrutaré en las siguientes dos horas y te prepara para este fascinante viaje onírico irrepetible.
NECROFILIA
Para no hacer un spoiler y puedan sumergirse en la historia, sólo indicar que su epicentro es resucitar a la persona amada, es decir, necrofilia o tener relaciones sexuales con personas que dejaron este mundo.
En esa línea John “Scottie” Ferguson, James Stewart, y Alfred Hitchcock, comparten la misma obsesión, construir o devolver a la vida a la rubia perfecta en el personaje de Judy, Kim Novak, actriz que igual da vida a Madeleine, quien lucha con el fantasma de su bisabuela Carlota Valdés, quien décadas atrás se había suicidado.
Aquí cabe mencionar la extraña obsesión que tuvo Hitchcock por las actrices rubias, mujeres hermosas e inteligentes, pero calculadoras y misteriosas, las famosas “rubias de Hitchcock”, como les llamaban.
Por ejemplo, Ingrid Bergman, Tippi Hedren, Janet Leigh, y la propia Novack, sufrieron las presiones, rigor y control del realizador inglés. Sus cercanos afirmaban que el director tenía sentimientos extremos por ellas, que partían desde la adoración hasta el desprecio e indiferencia absoluta.
OBSESIÓN
Regresando al filme, la protagonista sufre una metamorfosis, cambian el color de su pelo, peinado y maquillaje. Moldean su forma de vestir y caminar, con el fin maquiavélico de recuperar a la mujer amada muerta y actriz perfecta, objetivos de Scottie y Hitchcock, respectivamente.
La acrofobia y obsesiones con fantasmas son elementos de la novela “De entre los muertos”, de Pierre Boileau y Thomas Narcejac, que rescató Hitchcock para materializar su real objetivo, construir a la actriz perfecta de sus películas.
Lo anterior acompañado por instantes deslumbrantes, aquí es menester señalar un elemento que perfecciona estas sensaciones, la banda sonora de Bernard Herrmann. Su musicalización se funde a la perfección con las irrepetibles secuencias, sólo comparable con lo que ocurrió con “Psycho”.
NÚMERO UNO
Aunque en su estreno “Vértigo” no tuvo éxito de taquilla con el tiempo se convirtió en un filme de culto. El reconocido crítico y director de cine francés, François Truffaut, quien le hizo una entrevista de 50 horas a Hitchcock, afirmó que “Vértigo” era la mejor película de todos los tiempos.
Recientemente prestigiosos sitios de crítica de Europa y Estados Unidos la eligieron como la número uno de todos los tiempos, desplazando incluso a “Ciudadano Kane” (1941) de Orson Welles, que por décadas permaneció en la cima.
Por Andrés Forcelledo Parada.-