“No existen las noticias aburridas, solamente los reporteros ineptos y reprimidos”, afirma el jefe de prensa Saúl Faúndez, personaje de la novela «Tinta roja” (1998), y que resume con justicia la obra de Alberto Fuguet que atrapa con un lenguaje grotesco por momentos, pero honesto y que muestra la naturaleza del trabajo de reporteo en la calle, lugar en que se aprende la profesión.
En “Tinta roja” el practicante de periodismo, Alfonso Fernández”, llega desde Santiago a realizar su práctica al diario sensacionalista “El Clamor” de Valparaíso.
Al joven le interesa la cultura y espectáculos, pero finalmente le toca cubrir la sección de crónica policial para el popular medio.
NOVATO
El novato Fernández queda en las manos del veterano Saúl Faúndez, personaje que le cambiará la vida en lo profesional y personal. Después de conocerlo nunca volverá a ser el mismo.
En la apasionante historia Fuguet explora nuevos dialectos y territorios, desvelando desde ángulos no habituales los conflictos del aprendizaje, la iniciación, la amistad y la compleja relación padre e hijo.
Alfonso conocerá en el periódico a inolvidables compañeros de trabajo, encabezados por el jefe de sección Saúl Faúndez, un “viejo zorro” del periodismo, fuente inagotable de consejos y divertidas anécdotas.
Desde el principio Faúndez aclara que su conocimiento no viene de la universidad, sino de la calle y le enseña a su nuevo discípulo los gajes del oficio de reportero policial y que para conseguir una buena historia el fin siempre justificará los medios.
FAMILIA LABORAL
Se suma “Van Gogh”, el chofer del diario, quien los lleva al epicentro de la noticia y se pasa citando a memorables escritores de la literatura universal. Y está el introvertido fotógrafo Escalona, quien sólo habla cuando saca fotografías o se emborracha.
Paulatinamente esta familia laboral ocupará un lugar importante en la vida del joven practicante, quien comparte sus penas y alegrías con los miembros de este particular grupo.
Fuguet cuenta esta historia con docenas de momentos de humor negro e instantes vertiginosos, y crímenes increíbles, aunque no se recrea en los casos de sangre, más bien se centra en lo absurdo de algunas situaciones y los personajes que participan de ellas.
AL CINE
El 2000 el director peruano Francisco Lombardi convirtió la obra de Alberto Fuguet en película, aunque ahora el centro de los acontecimientos será la capital peruana Lima.
Es una buena y efectiva adaptación, y más libre en relación al texto que es más completo y lógicamente con un lenguaje diferente ligado al contexto cultural. Recomendable, aunque por detrás a la obra del escritor y también cineasta chileno.
Recomendación literaria por Andrés Forcelledo Parada.-