Con “Pelotón” (1988) el director norteamericano Oliver Stone partió su descarnada “Trilogía de Vietnam”, luego vendría “Nacido el 04 de julio” (1989) y “Entre el cielo y la tierra” (1993).
En todas estas cintas el realizador nos entrega su personal visión como protagonista del conflicto bélico y la nefasta intervención norteamericana en el sur asiático a finales de la década de los sesenta.
Desde su experiencia como soldado Stone nos relata de primera fuente las atrocidades vividas en el infierno verde de Vietnam. Como único guionista cuenta los horrores de esta guerra en que murieron aproximadamente, entre 2 y 5,7 millones de personas, la mayoría civiles.
El creador de “Wall Street” (1987) nos describe el agotamiento mental y físico que sufren los soldados, su desesperación y los demonios internos que los atormentan.
Además denuncia la baja moral y excesos, donde todo vale en el campo de batalla y drogarse ayuda a evadir la realidad, atención con la escena del “inframundo” en que “sentirse bien es bueno”, afirma el sargento Elías, Willem Defoe.
ELÍAS vs BARNES
Al reparto se suma Tom Berenger, sargento Barnes, quien junto a Defoe, pasaban por el mejor momento de sus carreras. Ambos estuvieron tan sumergidos en sus papeles que fueron nominados al Oscar en la categoría Mejor Actor de Reparto.
Barnes cree en sus métodos, mientras que Elías no cree en nada. Ambos librarán una intensa batalla personal que termina por menoscabar los valores de Chris Taylor, Charlie Sheen, quien confunde la realidad en la jungla y se vuelve insensible al dolor.

En una reveladora escena Elías le asegura a Taylor “vamos a perder esta guerra. Ya hemos pateado muchos traseros, es hora que pateen el nuestro”, el joven queda desconcertado y no da crédito a la sorprendente profecía de su compañero de armas.
“Platoon” versión honesta del conflicto con escenas desgarradoras que marca a fuego el absurdo de las guerras y en que por primera vez en su historia la intervención de Estados Unidos fue un dantesco fracaso.
Sin embargo, este fiasco no sirvió de mucho, porque la nación más poderosa del planeta sigue interviniendo en conflictos externos creando monstruos difíciles de dominar, y es más, se transforman en sus propios enemigos.
Por Andrés Forcelledo Parada.-