Por Felipe Martínez Reyes, administrador público y psicoeducador. Ex consejero regional de La Araucanía.
Fue una primaria que aglutinó a un millón y medio de votantes (pocos electores) pero que arrojó un resultado muy nítido: la candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, obteniendo un aplastante 60% de votos, se convierte en la candidata definitiva del oficialismo a la presidencial.
A nuestro parecer, dicho resultado nos parece una vergüenza nacional e internacional, por una razón bastante simple: se trata del anticuado y refutado Comunismo que, alza su cabeza nuevamente. Ahora bien ¿por qué el resultado de una elección implicaría algo vergonzoso?
Porque es muy lamentable que, a pesar de la estela de más de cien millones de muertes que el Comunismo histórico tiene a su haber (que en suma son más que el nazismo) y a pesar de que cada país que actualmente enarbola la bandera con la hoz y el martillo son dictaduras abyectas, los chilenos continúen eligiéndolo.
Los venezolanos que llegan a nuestro país saben claramente las consecuencias de las ideas comunistas. Alemania no tiene partido comunista, ni Reino Unido, ni Nueza Zelanda, ni Suiza, Estados Unidos tiene uno completamente insignificante y diminuto.
Los países libres y desarrollados de la actualidad tienen un común denominador a nivel político, y es que nunca han abrazado esta ideología y si lo hicieron, se desentendieron completamente. En Alemania, el KPD (Deutsche Kommunistische Partei) fue suprimido en 1956.
En Chile, el Partido Comunista también fue prohibido el año 1948 pero, en 1958 se le dio luz verde para operar nuevamente. Claramente, los alemanes fueron más inteligentes que nosotros en esto.
¿Es necesario explicar las razones por las cuales el comunismo es tan dañino y ha sido combatido por las democracias libres? Que debamos explicarlo nuevamente es muy lamentable, pero, aquí vamos, desde nuestra óptica: a nivel teórico, plantea el control estatal sobre la economía tanto de baja como de gran escala, afectando la libertad de emprender libremente y la innovación; impide el comercio exterior, cortando las alas a los emprendedores y reduciendo la diversidad de productos a costos más convenientes.
En lo político, monopoliza el poder y lo venera; se ahoga a la sociedad civil pues al venerar al estado, se monopolizan estatalmente los servicios sociales; y en todos los países comunistas se persigue tanto la libertad de conciencia como de expresión. A pesar del esfuerzo de China por implementar algo de capitalismo, aún los cristianos son perseguidos y sólo existe un Partido en el poder. La estructura comunista a nivel teórico como práctico, no es democrática sino dictatorial.
Por ello, el domingo Chile nuevamente hizo noticia, mostrando al mundo que todavía contamos con 800 mil personas que no logran distanciarse de una ideología nefasta, igualándonos a nuestros pares latinoamericanos que nunca han entendido esta lección y que, por ello, no solamente somos la región más violenta del mundo, sino que nunca hemos logrado dar el gran salto hacia el desarrollo, a pesar de nuestro enorme potencial.
Pero en noviembre las cosas cambiarán y daremos una vez más, una lección de sensatez al
mundo.