Por Felipe Martínez Reyes, administrador público y psicoeducador. Ex consejero regional y líder del Partido Republicano en la Provincia de Malleco
Ha emergido un nuevo bloque político de cara a la elección parlamentaria que aglutina a los partidos, Social Cristiano, Nacional Libertario y Republicano “una nueva derecha para cambiar Chile”.
De esta forma, la Nueva Derecha competirá con Chile Vamos para elegir senadores y diputados a nivel nacional.
En cuanto a la elección presidencial y según las cifras de las encuestas al día de hoy, la suma de los dos candidatos de esta nueva coalición es mayor a la abanderada de Chile Vamos. El escenario presidencial, por tanto, se encuentra abierto.
La prensa generalmente indaga respecto a las diferencias entre los tres partidos y de los candidatos presidenciales incumbentes. Dichas diferencias parecen un poco irrelevantes. Lo que realmente importa, es la confluencia de ideas, las propuestas que representa la Nueva Derecha ¿Y cuáles son esas ideas? Me explayo a continuación.
Primeramente tenemos una clara definición en lo concerniente a seguridad y economía. Son dos factores claves para recuperar el país del estado de postración en el que se encuentra actualmente. Lo cual requiere innovar en legislación penal, reformar nuestro sistema de cumplimiento penal, fortalecer la fiscalía, cerrar la frontera norte y fortalecer a las policías.
En relación al tema económico, se requiere con urgencia rebajar el impuesto corporativo y eliminar la permisología para que se reactive la inversión y se creen nuevos empleos.
En segundo plano, vemos con bastante urgencia el ejecutar una reforma al estado, evaluando las políticas públicas según su impacto y efectividad, a fin de que se pueda recortar todo programa que no cumpla su objetivo, para luego redirigir esos fondos públicos hacia el sistema de salud (a fin de acabar con las vergonzosas listas de espera), vivienda y políticas sociales (infancia, discapacidad y tercera edad).
Es inmoral que los gobiernos se transformen en agencias de empleo, los gobiernos deben servir a los ciudadanos, a todos, no sólo a los amigos y parientes de quienes están en el poder.
En tercer lugar, se debe ejecutar una contrarreforma al sistema educacional. La ley de Inclusión Escolar debe ser derogada completamente debido a todo el daño que ha producido a partir de su implementación en el 2016.
Asimismo, la ley que crea los Servicios Locales de Educación también debe ser derogada. En consecuencia, se debe debatir cómo será la nueva educación pública y la participación del sector privado en ésta.
En cuarto lugar, se requiere evaluar la pertinencia de las empresas públicas. Creo que ha arribado una nueva ola de privatizaciones, toda vez que, los chilenos ya están hartos de tener que financiar un canal de televisión estatal; o que Codelco sea la minera más endeudada del mundo además de ser buena para pagar favores políticos; o tener que financiar con nuestros impuestos a la Polla Chilena de Beneficencia S.A.
Lamentablemente, no vemos en el debate público un abordaje serio y reposado sobre estas temáticas. En su lugar, la discusión se centra principalmente en la eterna farándula política, en lo que tal candidato le dijo a otro y cómo éste le respondió, dejando de lado a los grandes temas.
Puesto que soy parte de esta Nueva Derecha y espero que el próximo gobierno también sea de Nueva Derecha, es indispensable abordar un debate serio y honesto con los ciudadanos para encausar y legitimar las reformas que Chile necesita. Espero que este año votemos por las ideas, antes que por cualquier otro motivo.