Hace varias décadas atrás con mis padres y mi hermana vimos en televisión una surrealista versión chilena de “Jesus Christ Superstar” (1973), con el título “Jesucristo Superestrella Andino” (1977), producción de Televisión Nacional de Chile, TVN, del programa Dingolondango en que participaba elenco del recordado Japenning con Ja. 

En la cinta el actor y comediante Fernando Alarcón, interpretaba a un sarcástico Pilatos; Eduardo Ravani (director), a un afeminado y divertido Herodes; Maitén Montenegro, una hippie María Magdalena; Además Patricio Donaire interpretando a Jesucristo y el reconocido coreógrafo Paco Mairena encarnando al inolvidable Judas.  

Era la historia del Mesías relatada al más estilo andino con los característicos sonidos de charangos, flautas, tambores y cajas. Recuerdo que los indígenas eran los apóstoles en un ambiente Sui Generis en que se contaba la pasión de Cristo y sus últimas horas en la tierra.        

Cómo olvidar el efecto especial de Judas, quien desesperado por haber traicionado a su Maestro se suicida arrojándose por un acantilado, su cuerpo se va reventando a medida que choca con las rocas y luego queda abandonado a la orilla del mar. Para los interesados en ver el telefilme está disponible en YouTube.

SUPERSTAR

Pasó mucho tiempo para poder visionar la versión original de “Jesucristo Superstar” rodada íntegramente en Israel y zonas del Medio Oriente. Fue una experiencia irrepetible con la música y letra de los ingleses Tim Rice y Andrew Lloyd-Webber, con extraordinarias interpretaciones acompañadas de un notable guion. 

Atrapa a partir del primer plano general del desierto y ese pequeño autobús en el horizonte, que trae como pasajeros a los integrantes de una compañía de teatro, en su mayoría actores hippies que dan vida a la pasión de Jesucristo con sus canciones, bailes y coreografías.

Tengo marcado a fuego el reef de guitarra de la obertura y que se repite en instantes claves del filme de Norman Jewison. Imborrable la imagen de Cristo, Ted Neeley, quien aparece en medio del reparto siendo cubierto con una sencilla túnica blanca, mientras sigue la armonía sello de esta ópera rock.  

Las canciones de Jesús en la voz de Neeley erizan la piel, igual las interpretadas por María Magdalena, Yvonne Elliman, y Judas, Carl Anderson, quien se roba la película con un insuperable registro vocal.

En el climax de la obra la canción “Getsemaní” me dejó de una pieza, una escena extraordinaria en que Neeley otorga toda esa sensibilidad y fuerza que requería este dramático momento.

Recuerdo que en primera instancia se pensó para el papel en el vocalista del grupo británico de hard rock, Deep Purple, Ian Gilan. Estoy seguro que hubiese estado a la altura del personaje con su tremendo registro vocal.

Tras varias décadas de su estreno la cinta conserva su frescura y vigencia, gracias a su identificación con los hechos narrados en el Nuevo Testamento y un mensaje antimilitarista y antiracista.

El filme me llevó a la versión teatral española de 1975 inmortalizada en un vinilo doble “Jesucristo Superstar”, con Camilo Sesto y Ángela Carrasco, interpretando a Cristo y María Magdalena, respectivamente.

Con Teddy Bautista como Judas y un elenco de alto nivel en los personajes de Caifás, Anás, Fariseos, Herodes y Poncio Pilatos; con una producción y arreglos musicales insuperables, que están a la altura de la obra musical de Rice y Lloyd-Webber.   

Por Andrés Forcelledo Parada.-

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