“Me siento abandonada por las autoridades”, afirma a través del teléfono con vos entrecortada, Sandra Coñonahuel Huilipan (de 47 años), esposa de Juan Barrios Farías (de 54) el camionero que a comienzos de año fue quemado vivo mientras dormía en su máquina en las afueras de la zona urbana de la comuna de Victoria, en LA Araucanía

El nueve de febrero el conductor resultó con el 30% de su cuerpo quemado luego que la máquina en la que pernoctaba fuera quemada por desconocidos. El chofer sufrió lesiones graves por lo que debió ser trasladado hasta la Posta Central de la Región Metropolitana, donde murió tras agonizar por varios días.

Desde su casa en la comuna de Rancagua, la pareja de Juan Barrios, valoró que el gremio de camioneros impulsara una ley que lleva el nombre de su esposo, Juan Barrios, la que hoy le fue entregada al ministro del Interior, Víctor Pérez, solicitando aumentar las penas para los autores de los atentados incendiarios.

“Se necesita que haya más vigilancia en las rutas y sanciones más duras para evitar más víctimas, los camioneros tienen que trabajar tranquilos”, dice Sandra.

En esta entrevista dada a Golpedigital.cl, la viuda de Juan Barrios cuenta cómo ha sido golpeada por la falta de apoyo económico de las autoridades y cómo ha logrado sobrevivir junto a sus dos hijos de 15 y 19 años, luego de perder a su pareja, quien era el sustento del hogar.

Juan Barrios Farias fue chofer de camiones toda su vida y gran parte del día lo pasaba recorriendo las carreteras del país.

UNA PESADILLA

–Los camioneros presentaron un proyecto de ley que lleva el nombre de su esposo para endurecer las penas para quienes quemen camiones ¿Qué le parece?

–Me parece que están peleando por una causa justa y propia, por lo que le ocurrió a mi esposo. Todos los camioneros están pasando por una situación de maltrato, porque no están tranquilos en su labor, en lo que ellos ejercen, en su trabajo y es necesario que se haga justicia, que exista una ley que respalde al gremio de camioneros. Ya ve lo que le pasó a mi esposo en el atentado incendiario.

–¿Qué avances hay en la investigación para dar con los responsables de la muerte de su esposo?

–En estos momentos nada, no se sabe nada todavía, PDI está trabajando para recopilar datos y encontrar a los culpables, pero hasta el momento no hay nada, nada. Yo quiero justicia, que paguen los delincuentes que causaron este daño y tanto dolor a mi esposo.

–¿Tiene temor que el caso quede en la impunidad?

–Sí, que no se pueda resolver y que estas personas sigan haciendo daño, que haya más casos como el de mi esposo.

–¿Se ha sentido apoyada por el Gobierno?

–Ahora nada, los primeros tiempos cuando pedía ayuda sí, me hablaban mucho, pero a estas alturas del partido no, chao pescado nomás. Aquí estoy esperando que se haga justicia y eso corresponde a la PDI.

–¿Ha recibido algún apoyo económico del Estado?

–Qué terrible pregunta. Estoy viviendo con la misericordia de mi Dios y con la fortaleza que me da mi Dios, y el apoyo de mis hijos, pero ellos tienen su mundo. Del Estado no he recibido apoyo, nada de seguros ni indemnización.

–¿Siente que el Gobierno la dejó sola?

–Sí, en realidad me siento muy sola, porque hay algunas personas que me llaman siempre, pero es pura conversación, es apoyo más emocional, pero eso no ayuda mucho, lo que uno necesita es apoyo económico.

–¿Usted presentó demanda contra el Estado?

–No todavía, estoy esperando que avance la investigación de la Fiscalía, pero en algún momento presentaré una demanda porque esto no puede quedar como si nada. 

–¿Qué recuerda la última vez que vio a su esposo?

–Me dijo que demandara, que demandara, eso fue lo que recuerdo que me dijo en el hospital. A él se le entendía poco porque tenía sus vías respiratorias quemadas y estaba conectado a un ventilador mecánico.

Qué terrible pregunta. Estoy viviendo con la misericordia de mi Dios y con la fortaleza que me da mi Dios, y el apoyo de mis hijos, pero ellos tienen su mundo. Del Estado no he recibido apoyo, nada de seguros ni indemnización.

–¿Cómo se entera usted de lo que le había ocurrido a su marido?

–Yo el ocho de febrero hablé con él por videollamada, hablamos harto ese día, lo vi tan tranquilo, lindo, nos íbamos a reunir allá cuando él terminara, porque él estaba trabajando el camión de un sobrino, él solo era el chofer. Hace 20 días que estaba trabajando en ese camión que recién había comprado su sobrino.

–¿Usted le pidió que dejara de trabajar por temor a sufrir un atentado?

–No estaba muy conforme del trabajo donde estaba porque no tenía contrato. Mi esposo no estaba muy conforme porque él tenía que buscar las cargas y había días que sí, otros días que no, de hecho había dicho que iba a dejar el camión para regresar a Rancagua.

–¿Cómo se puede dimensionar el dolor que significa perder a una pareja en estas circunstancias?

–Terrible, espantoso, es algo que hay que vivirlo para saber lo que se siente, para que las personas se puedan poner en el lugar de uno, del dolor que se siente, del vacío que se siente, no se compara con nada, es una pérdida que todos los días se recuerda, yo lo lloro a cada rato.

–¿Tiene muchos recuerdos junto a don Juan?

–Sí, yo antes incluso lo acompañaba, salía a trabajar en el camión con él, a Dios gracias nunca nos pasó nada, cuando mis hijos eran más chicos salíamos a trabajar con él. Yo lo conocí como camionero en la ruta, era su fuente de trabajo y su casa, la mayor cantidad del tiempo lo pasaba arriba de un camión.

–¿Qué le pediría a la Fiscalía y al Gobierno?

–Me quitaron mi hombre de toda una vida, que es un dolor que no se lo doy a nadie, lo más importante es que se haga justicia. Mi Dios es grande y sé que hará justicia, pero también es importante la mano del hombre para que esto se haga realidad. Hoy los camioneros hicieron un paro de media hora y luego quemaron otros camiones, entonces es como una burla, no se ponen en el lugar de los afectados, no ven el daño que hacen, no piensan que hay familias detrás de un chofer, madre, hermanos, hijos. Y el Gobierno no está haciendo nada.

–¿Y qué le pediría al Gobierno?

–Yo estoy con los brazos cruzados con esto de la pandemia, no he podido trabajar porque no hay, están despidiendo a la gente. Yo pago dividendo y si no pago voy a perder mi casa, necesito ayuda urgente. 

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