A casi una semana que Ignacio Camilo Alberto Villalobos Llanos, de 19 años, perdiera la vida en un fatal accidente en Renaico, su padre Alberto Villalobos lo recuerda con amor y una cierta cuota de desconcierto de cómo sucedieron los hechos, cuando su instinto de padre le indicó que las cosas no estaban bien al enterarse que una persona no identificada había sido atropellada por un tren en esta comuna.

En diálogo con Golpe Digital, don Alberto recordó aquel sábado 02 de julio, una jornada triste y para el olvido para su esposa, su otro hijo de 17 años, y para la comunidad renaiquina que quedó consternada con la partida de este joven músico que junto a su padre y hermano fue integrante del grupo andino «Sol de Ocaso».
“Ese día había salido temprano, cerca de las siete de la mañana, me dirigía hacia el campo en la Cordillera de Nahuelbuta, fue cuando me enteré que habían atropellado a alguien en la línea férrea, y algo en mi corazón me dijo que podía ser Ignacio, porque él no había llegado esa noche, siempre cuando salía se quedaba en casa de sus amigos o donde la polola (…) Me dije cómo podía ser tanto, y estuve a punto de no ir al campo, pero fui igual y a las dos horas me llega un mensaje a mí celular de mi hijo menor, me señalaba que se encontraba Carabineros en la casa”, recuerda.
“Posteriormente mi señora me dijo que querían hablar con nosotros y pensé lo peor, entonces supe que había sido Ignacio la persona que había sido atropellada por el tren; entonces me sentí como algo preparado antes de escuchar la mala noticia”.
TATUAJE
Sin embargo, el acongojado padre una vez en su domicilio en Renaico conversó con Carabineros, quienes realizaban las primeras indagaciones sobre caso, éstos le preguntaron sí su hijo tenía algún tatuaje en el cuerpo.
“No sabía que tenía un tatuaje, él nunca lo había mencionado, por un minuto me había vuelto el alma al cuerpo, porque mi hijo no tenía tatuajes. Luego mi esposa me confirmó que efectivamente tenía un tatuaje de una calavera en el lado izquierdo de sus costillas”, señaló Alberto.
HIPÓTESIS
En relación a los antecedentes que se manejan sobre la causa de muerte de Ignacio, su padre adelantó que espera contar con la carpeta investigativa que le entregará Fiscalía, para saber todo con mayor claridad los detalles de los acontecido con su hijo, aunque también existen algunas hipótesis.
“Espero que Ignacio se haya quedado dormido, porque estaba carreteando con otros lolos y lo más probable es que haya bebido y se quedó por ahí (…) No quiero pensar que a mi hijo lo mataron y lo fueron a dejar a ese lugar, aunque lo estoy descartando; no quiero especular nada hasta que tenga la carpeta investigativa que la Fiscalía me entrega la otra semana, y si ha pasado algo que no sé, voy a levantar una línea investigativa con la PDI”, adelantó.
Agregó que “los primeros antecedentes de Carabineros indicaban que el cuerpo de mi hijo no presentaba daños atribuibles a terceras personas, pero ellos no son peritos, por lo cual estoy esperando más información”, dijo.
ETAPA MUSICAL
Don Alberto recuerda con mucho cariño y nostalgia su época de músico, cuando sus dos hijos aún muy pequeños, Ignacio y Gustavo, fueron parte de la agrupación de música andina “Sol de Ocaso”, fundada a finales de la década de los ochenta y que todavía están vigentes. Todos compartieron escenario con grandes músicos nacionales.
“Ignacio a los nueve años se sumó a la agrupación, tocaba la zampoña y la quena, era muy buen músico; su hermano también nos acompañó, tenía alrededor de siete. Eran pequeños cuando compartieron escenario con Los Jaivas, Inti Illimani, Illapu, Sol y Lluvia; ambos estuvieron por tres años en el grupo”.

SOLDADOR
El padre de Ignacio recordó que tenía una muy buena relación con él, incluso trabajaron juntos en una maestranza en la Planta Pacífico en Mininco.
“Estuvo trabajando un año conmigo, le gustaba el tema de la soldadura y aprendió muy bien, estaba a punto de calificar y dedicarse completamente a este oficio. Además me dijo que iba a retomar sus estudios, porque producto de la pandemia le faltaba terminar cuarto medio”, señaló.
DESPEDIDA
Señalar que tras una misa que se desarrolló en la iglesia Católica local este martes se efectuó el funeral de Ignacio Villalobos.
Más de un centenar de personas, entre compañeros de curso desde kínder hasta enseñanza media, acompañaron y despidieron a “Nachito” como le llamaban sus más cercanos.
“Había mucha gente, nunca pensé que Ignacio iba a convocar a tantas personas, porque él era muy callado y no contaba tantas cosas, no sabía que tenía tantos amigos. Un bus repleto de gente se trasladó hasta el Cementerio de Renaico para despedirlo”, señaló su padre.