“On the Waterfront” (1954), “La ley del silencio”, “Nidos de ratas” o como quieran titularla dependiendo del país de estreno, puede visionar una de las mejores interpretaciones que nos haya regalado Marlon Brando.
Con ella el artista marcó en forma definitiva el método de actuación para muchos que seguirán la senda instaurada por el protagonista tras “Un tranvía llamado deseo” (1951) también creación del realizador norteamericano de origen griego, Elia Kazan.
Aquí es necesario hacer un paréntesis y mencionar que en la década de los cincuenta Kazan fue sindicado como el traidor, chivato y soplón de Hollywood; él apoyó la denominada “Caza de brujas” impulsada por el senador Joseph McCarthy, delatando a gente vinculada al Partido Comunista.
Tras ellos algunas celebridades fueron expulsadas del país de la “libertad” y los “sueños”, por lo que se afirma que Kazan hizo “La ley del silencio” para justificar su repudiable accionar al verse presionado por los poderes fácticos de la época.
JOYAS DE KAZAN
Fuera de estos antecedentes en esta ocasión me encontré con una pieza fundamental en la obra de Kazan, a las que se suman “¡Viva Zapata!” (1952), “Al este del paraíso” (1955), “Baby Doll” (1956) y “El último magnate”(1976), por señalar algunas.
En “Nido de ratas” Terry Malloy, Brando, es un frustrado ex boxeador a quien le truncaron su carrera; trabaja en el puerto de Nueva York para el mafioso de turno Johnny Friendly, Lee J. Cobb.
Malloy conoce los crímenes perpetrados por Johnny y lo encubre por miedo a represalias contra él y los estibadores del puerto neoyorquino.
Así se entreteje un estricto código del silencio, porque los involucrados prefieren callar antes que perder su fuente laboral e incluso la vida en manos de maleantes y asesinos de poca monta.
Terry, quien está en una lucha de lealtades, conoce a Edie Doyle, Eva Marie Saint, quien le presenta al sacerdote Barrie, Karl Malden.
El asesinato de un hombre a manos de los hombres de Johnny es el punto de quiebre de Malloy, sin embargo, éste se mantendrá en silencio para proteger a su hermano Charley, Rod Steiger, hombre de confianza y mano derecha del capo.
Se siembra las semillas de desconfianza y traición, con un inesperado remate en que todo el elenco está a un alto nivel, con una notable fotografía que hace brillar sus interpretaciones, con un Brando en estado de gracia que ganó su primer Oscar a Mejor Actor. Nacía la leyenda.
Por Andrés Forcelledo Parada.-
