“Siempre supe que un día haría una película sobre este doloroso período de la historia polaca, pero no quería que fuera autobiográfica”, señaló el director polaco-judío Roman Polanski, tras culminar el rodaje de “El pianista” (2002).
La Segunda Guerra Mundial, el capítulo más oscuro y doloroso de nuestra historia reciente, es el escenario de esta adaptación del libro autobiográfico de Wladyslaw Szpilman, quien sufrió en primera persona las consecuencias de la invasión nazi a Polonia.
Una historia que golpea con la muerte de millones de judíos en los campos de concentración nazi y el arte mutilado en la figura de este famoso pianista palaco-judío.
El músico mientras interpreta una pieza de Federico Chopin en radio Varsovia, es interrumpido por los bombardeos de la Luftwaffe alemana, aquel fatídico 01 de septiembre de 1939 cuando partió el conflicto mundial en Europa.
Szpilman, interpretado por Andrien Brody, es un prometedor músico que verá frustrada su brillante carrera a consecuencia de la invasión nazi a Polonia y con la construcción de un Ghetto para confinar a la población hebrea.
SOBREVIVIENTE
Los espectadores y el protagonista somos testigos de la barbarie y el sinsentido de la guerra; la crudeza y la violencia se adueña de la pantalla con escenas tan brutales como la del anciano en silla de ruedas.
“Sobreviví al bombardeo de Varsovia y deseaba recrear todo lo que recordaba de mi infancia. Quería aproximarme a la realidad tanto como fuera posible y evitar cualquier simulación al estilo de Hollywood”, subrayó el cineasta.
Cuando Szpilman empieza a sufrir los horrores de la guerra su existencia se transforma en una constante lucha por sobrevivir a la desesperación, el hastío y el paso del tiempo, que se convierte en su peor enemigo.
Igual que Varsovia el protagonista es destruido física y moralmente, pero lucha por sobrevivir ante el caos reinante. Su talento y el amor a la vida serán fundamentales para seguir adelante sin mirar los horrores del pasado.
PREMIADA
“El pianista” ganó los premios más prestigiosos de la cinematografía mundial: La Palma de Oro en el Festival Internacional de Cannes, Francia, a Mejor Película. Y tres premios Oscar a Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor, Andrien Brody.
El realizador de “Búsqueda frenética” (1988) no pudo recoger su estatuilla dorada a consecuencia de sus problemas pendientes con la justicia norteamericana.
Por Andrés Forcelledo Parada.-