“Rosemary Baby” (1968) es más que una película de terror, es una de las primeras cintas que incursiona en el mundo de las sectas adoradoras de satanás y su figura. Senda que siguieron “La profecía” (1976) y “El exorcista” (1973).

El director polaco Roman Polanski muestra al público los secretos de estos ritos, en una historia llena de intriga de principio a fin, donde se muestra poco, pero se sugiere bastante.

El realizador juega magistralmente con un estilo de terror siniestro. Aquí no existen asesinos seriales, monstruos del inframundo, ni relatos sobrenaturales con castillo medieval incluido.

Roman Polanski dirigiendo una de las escenas de “Rosemary Baby”

APOCALÍPTICO

El polaco profundiza las sensaciones de miedo con imágenes surrealistas en el subconsciente de Rosemary, Mia Farrow, víctima de una conspiración de maldad de apocalípticos objetivos.

La historia produce inquietud con elementos que no se aprecian a simple vista, y donde una inofensiva pareja de ancianos provoca cierta inquietud y sospecha.

Polanski transforma al público en voyerista, logrando que sintamos pavor de lo que hay al otro lado de una pared. Es el miedo que está presente en todos nosotros y que en determinadas ocasiones sale a flote.

Es la arriesgada jugada del cineasta de sugerir, pero no mostrar lo suficiente, con imágenes extraídas desde una pesadilla.

“No quiero que el espectador piense ‘esto’ o ‘aquello’, quiero simplemente que no esté seguro de nada. Esto es lo más interesante: la incertidumbre”, explicó el director en una entrevista.

RELACIÓN MALVADA

Siempre me llamó la atención los hechos dramáticos que rodearon la vida de Polanski tras culminar este filme. Como el bullado asesinato de su esposa, la actriz Sharon Tate, por miembros de la secta del criminal Charles Manson, lo cual cambió para siempre el panorama de Hollywood de aquella época.

Tras este terrible acontecimiento la cultura popular dotó a la película de una serie de mitos, personajes y sucesos, que le proporcionaron publicidad, pero también una oscura atmósfera.

Se rumoreó que Anton LaVey, fundador de la iglesia de satán en EE.UU, interpretó al diablo en una de las escenas. Luego se confirmó que LaVey jamás participó, y que el personaje en cuestión es el actor Clay Tanner.

Por otra parte, la cinta se filmó en el Edificio Dakota, que aún está emplazado en el centro de Nueva York. En este lugar vivió el actor símbolo del cine de terror Boris Karloff.

Un personaje tenebroso que también vivió en la torre fue Edward Alexander Crowley, conocido como Aleister Crowley, brujo negro y famoso por su polémica contribución al ocultismo del siglo XX.

Recordar que en diciembre de 1980, en la entrada del Dakota, fue asesinado de cinco disparos el ex Beatles, John Lennon, quien igual vivía en el edificio junto a su esposa, Yoko Ono.

Por Andrés Forcelledo Parada.-

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí