Arranca “El manto sagrado” (1953) y su banda sonora aún me deja de una pieza. Por décadas ha sido la invitada de piedra en la programación de películas de Semana Santa y este fin de semana no fue la excepción.

Recuerdo un detalle no menor con respecto al audio español latino de la misma, pocas logran un doblaje tan perfecto como en esta ocasión, las voces calzan perfectamente con cada personaje, incluso con los secundarios.

Perfecta de principio a fin, definitivamente fue el punto de partida por mi gusto por las cintas péplum, históricas o de romanos como las denominan los críticos y expertos.

Mencionar que “The robe” fue la primera cinta rodada en sistema Cinemascope, un formato de imagen envolvente y sonido estereofónico de mejor calidad utilizado en otras épicas como: “Quo Vadis” (1951), “Ben-Hur” (1959), “Barrabás” (1961) y “Cleopatra” (1963), por mencionar algunas joyas de este género.    

REDENCIÓN  

Un elemento interesante del relato es la transformación de los personajes tras la muerte de Cristo en la cruz del Calvario. Ellos no podrían presagiar que la muerte del Nazareno cambiaría sus vidas para siempre y las del mundo entero.

Por ejemplo, el esclavo griego Demetrius, Víctor Mature, al momento de llegar a Jerusalén cuando se cruza con Jesucristo, punto de partida que indicaba que algo importante estaba pasando y que la presencia de aquel hombre tendría un papel trascendental en su vida.     

El de Marcelo Galio, Richard Burton, quien desde que tiene contacto con la túnica empieza a obsesionarse; sufre dolores insufribles y horribles pesadillas. Su imagen lo tortura hasta la demencia, pero más tarde comprenderá su simbolismo y propósito. 

Y Dianna, Jean Simmons, quien comprende la nueva vida de Marcelo y elige apoyarlo ante la tiranía e incredulidad de Calígula, Jay Robinson. Una escena en que la fe y la dignidad del espíritu se imponen ante la soberbia y el poder terrenal.

“The Robe” tiene una secuela “Demetrius y los gladiadores” (1953) del director Delmer Daves, que contiene buenas escenas de acción, interpretaciones y correcto argumento, sin embargo, no supera a su poderosa predecesora.

Por Andrés Forcelledo Parada.-

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