Empleo femenino en La Araucanía: Se visualiza estabilización a tres años de la pandemia

Según da a conocer publicación del Observatorio Laboral Araucanía, desarrollado por la Universidad de La Frontera.

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Si bien, históricamente los niveles de ocupación masculina han sido mayores que la femenina, la crisis sanitaria del Coronavirus afectó de manera significativa a las mujeres, provocando que muchas salieran del mercado laboral dado el cierre de puestos de trabajo en sectores comerciales y de servicio, donde muchas se insertan, para tener que atender labores de cuidado y domésticas más demandantes en el contexto pandémico.

Sin embargo, actualmente se visualiza un incremento sostenido en el tiempo que culmina con una fuerte recuperación a principios del año 2022. Por su parte, durante este último año, se contempla una estabilización del empleo femenino con algunas variaciones durante el año para encontrar otra recuperación a finales del año 2022 con la llegada del empleo estacional propio de la época estival.

Estos indicadores forman parte del último informe presentado por el Observatorio Laboral Araucanía del Sence, desarrollado por la Universidad de La Frontera, que busca caracterizar el empleo femenino en la región en el marco del Día Internacional de la Mujer.

SEREMI DEL TRABAJO

En este contexto, la seremi del Trabajo y Previsión Social, Claudia Tapia de la Peña, explicó que “la bien conocida brecha existente en materia laboral se vio acrecentada por la pandemia, cuando muchas mujeres, que generalmente cumplen un doble rol, debieron dejar sus trabajos para priorizar el cuidado de sus hijos o de adultos mayores. En efecto, el termómetro laboral publicado por el Observatorio indica que de cada 10 personas que desarrollan este tipo de tareas nueve son mujeres y que al insertarse laboralmente, tienden a tener jornadas de trabajo remunerado más reducidas que los hombres, ya que deben compatibilizarlas con labores de trabajo no remunerado, asociadas a tareas domésticas o de cuidado familiar. Sin embargo, la última medición muestra que se han ido incorporando nuevamente a la fuerza laboral, arrojando que la tasa de participación de mujeres en el mercado laboral aumentó en 3,3 puntos porcentuales en un año, llegando a un 45,2%. En otras palabras, hay 6 mil 767 mujeres más ocupadas que hace 12 meses”.

“A nivel regional estamos redoblando esfuerzos por ejemplo en lo referido a capacitación para mujeres. La participación femenina en programas del SENCE alcanza el 47% del total de personas beneficiadas en La Araucanía, con 5.276 mujeres que han participado en cursos durante 2022, acortando cada vez más la brecha con los hombres. Asimismo, representan el 58% de quienes hanrecibidos subsidios al empleo el 2022 a nivel regional, lo que se traduce en que 78.279 mujeres se han insertado al mercado laboral y se han mantenido en su puesto de trabajo”, agregó la seremi.

Asimismo, explicó que “en materia legislativa, se están llevando adelante proyectos como la ratificación del convenio 190 que aborda la violencia de género y acoso en espacios de trabajo y la esperada Ley de reducción de la jornada laboral a 40 horas que se hace cargo de la conciliación de la vida familiar y el trabajo, compromisos del Presidente Boric enmarcados bajo el concepto de “trabajo decente” y que vienen a entregar mayores garantías a las trabajadoras”.

LAS BRECHAS

En el informe también se da cuenta de las principales brechas que afectan a las mujeres para su integración, mantención y desarrollo dentro del mercado del trabajo, siendo estas sustentadas en diferencias y estereotipos basados en el género como elementos reproducidos culturalmente en distintos niveles de la vida social, familiar y organizacional.

Dichos estereotipos han provocado importantes formas de desigualdad asociadas al ámbito laboral, las cuales, si bien son estructurales en nuestro sistema social, se incrementaron producto de la crisis sociosanitaria que gatilló la pandemia.

En este escenario, durante el año 2022, en la región, existió en general una mayor tasa de participación masculina, promediando un 64,1%, mientras que, por su parte, en promedio por cada 100 mujeres solo 45 trabajaron o buscaron trabajo activamente durante dicho año, lo que da cuenta de casi 20 puntos porcentuales de diferencia en la participación laboral a favor de los hombres.

INSERCIÓN LABORAL

En términos de inserción laboral, los sectores con mayor ocupación femenina están asociados a servicios o roles de cuidado, cómo la salud y enseñanza. A su vez, se observa que las ocupaciones a la que mayormente pueden acceder mujeres y hombres están mediadas también por estereotipos basados en el género.

De este modo, los hombres han concentrado de manera significativa puestos de trabajo que concentran mayor desenvolvimiento de fuerza y riesgos físicos, como la operación de instalación y maquinaria u operarios de oficio y artesanías.

Además, se observan estas desigualdades en las oportunidades de ascender dentro de una organización o rubro para las mujeres, quienes muchas veces deben asumir roles más administrativos, o de cuidado en las organizaciones o se ven imposibilitadas a ascender por preconcepciones culturales y por tener que atender otras responsabilidades no remuneradas siendo menos valoradas para insertarse en cargos directivos o jefaturas que tienden a demandar jornadas laborales más extensas.

Dado lo anterior, el director del Observatorio Laboral de La Araucanía, Camilo Rosas Flores, señala que «las brechas de género que empañan el mercado laboral no solo afectan la posibilidad de insertarse laboralmente a las mujeres, sino que también en su mantención en puestos de trabajo o en la calidad de estos. Es fundamental que se puedan articular esfuerzos públicos y privados y avanzar en todas las organizaciones para construir espacios con mayor equidad de género”.

Bajo este contexto, se da cuenta de una necesidad de avanzar en cambios culturales e integrar una perspectiva en la cual, se valorice por un lado el aporte de los distintos géneros, desde su diversidad y complemento, a las tecnologías y otras actividades relevantes para el desarrollo de los talentos humanos.

Por otro lado, es preciso avanzar en la construcción de redes de apoyo que den confianza y condiciones para que mujeres cuidadoras puedan desarrollarse laboralmente, se puedan brindar cuidados a las personas dependientes que no cuenten con alguna persona cuidadora o cuidador, y en el reconocimiento económico de los trabajos de cuidado para las personas cuidadoras.

Por último, estos avances y medidas favorables para la integración, mantención y desarrollo laboral de las mujeres no pueden tender a consolidar el estereotipo de género que las asocia a ellas con los roles y trabajos de cuidado, sino que se deben avanzar mediante una educación con principios de equidad de género, en la corresponsabilidad de trabajos.

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